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* www.metromadrid.es
Plaza
de Chamberí, s/n.
Metro:
Iglesia y Bilbao. Autobuses: 3, 40 y 147.
Horario:
-
de martes a viernes: de 11:00 a 19:00 hh.
-
sábado, domingo y festivos: de 10:00 a 14:00 hh.
Cerrado
los lunes.
La
entrada es gratuita, con acceso libre hasta completar el aforo.
Pocas
cosas hay tan madrileñas como el Metro, así que estaba cantado que esta
recreación de la llamada "estación fantasma" iba a ser el éxito
popular en que se ha convertido. Muchos la descubrieron como parte de la
historia de "Barrio", la película de Fernando León de Aranoa, pero lo
cierto es que esta vieja y abandonada estación de Chamberí siempre estuvo ahí.
Permaneció
cerrada desde 1966, hasta que 40 años después despertó de su letargo con los
primeros trabajos de rehabilitación. Formaba parte de la línea 1, entre sus
hermanas de Martínez Campos (Glorieta de Iglesia) y Glorieta de Bilbao. De
hecho, las explicaciones de la guía se ven interrumpidas de forma regular por
la estruendosa irrupción de los trenes de la línea azul, que durante unos
segundos atraviesan lo que un día fue paraba obligada para sus conductores.
La
recuperación del todo este entorno puede ser catalogada de ejemplar, porque
conserva el sabor de lo viejo y lo presenta de una forma muy atractiva para el
visitante. El mobiliario y los andenes son en buena parte los originales,
mientras que las paredes vuelven a brillar como quiso su diseñador, Antonio
Palacios, empeñado en dotar a los accesos, pasillos, suelos y túneles de un
acabado luminoso y colorista.
Azulejos
y cerámicas en blanco y azul rodean al imaginario pasajero, quien se introduce
en este viaje en el tiempo tras contemplar un documental de 17 minutos sobre la
historia del Metropolitano en la capital. El visionado del reportaje se efectúa
desde unas pequeñas gradas situadas en lo que un día bien pudieron ser las
escaleras de entrada a la estación.
La
zona de las taquillas habla por sí solo de tiempos mucho más austeros y
sacrificados: los hornillos eléctricos te meten el frío en el cuerpo con sólo
verlos en una de las esquinillas, los vestuarios para los trabajadores son
espartanos y en general la instalación más parece un 'checkpoint' del Berlín de
la Guerra Fría.
El
recorrido de esta primigenia línea 1 llegaba hasta Vallecas, como bien se
encargan de señalar los grandes avisos que pueblan los muros interiores. El
aspecto del andén -"atención, estación en curva"- impresiona sobre
todo por los anuncios originales que sobrevivieron durante años bajo decenas de
carteles de papel. Esta preservación natural les permitió conservar su brillo
original, aunque con esa pátina del paso de los años que tanto nos gusta a los
amantes de lo "retro" y 'vintage'.
Las
paredes y bóvedas sorprenden por una inclinación casi irreal, como en esas
tremendas fotos que todos recordamos de la población civil refugiándose de los
bombardeos durante la Guerra Civil. Todo el recorrido está cargado de una
fuerte significación popular, por cuanto las explicaciones de la guía son
extremadamente detalladas y resulta fácil encontrar una conexión sentimental
con alguna de las historias de nuestro subterráneo favorito.