PARQUE LINEAL DEL MANZANARES (Usera)

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Camino de Perales -Barrio de San Fermín-
* C./ Embajadores * Acceso desde la M-30 y M-40. Distrito: Usera.
www.parquelineal.es

El complejo puzzle que forma Madrid se está completando poco a poco. Donde se puede construir se construye y donde queda un hueco se habilita una zona verde... o al menos así nos gustaría a todos. El Parque Lineal del Manzanares surge de esta reordenación de los espacios públicos. Es un área de esparcimiento en permanente ampliación hacia el sur, que con el tiempo se convertirá en una de las mejor planificadas de la capital.


De momento, la parte inaugurada hará unos cuatro años da una imagen muy aproximada de lo que será el resto de la instalación: un recinto diseñado para el paseo dominical y la práctica deportiva, que es la puerta para una modesta vía verde de la que sobre todo van a disfrutar los ciclistas. Cuenta con algunos hallazgos originales -por ejemplo la rampa gigante que conduce a la efigie de piedra-, aunque quedan muchas cosas por corregir (ausencia de terrazas, pocos columpios, etc.). Lo mejor es que por una vez los madrileños pueden acompañar el curso de su río, el Manzanares, como si se tratara del arroyo de un pueblo castellano..

Esta vez no hay duda. Estamos ante lo que se dice un parque "moderno", con todos sus pros y contras. Como zona verde es muy reciente, y por lo tanto bastante desconocida para el madrileño medio. Su estructura se desarrolla en torno al río Manzanares, cuyo cauce se ha limpiado y "aligerado" al paso del barrio de San Fermín. Lo que antes era una sucesión de escombreras hoy está ocupado por un área de esparcimiento con un diseño urbanístico de tiralíneas.

No resulta difícil encontrar sitio para el coche, ya sea en el aparcamiento interior de la calle Embajadores -medio vacío, pero algo inaccesible- o en el propio Camino de Perales. Si se accede desde éste, lo primero que encontramos es una enorme pérgola que deja pasar el sol. He aquí el gran problema: en esta extensa superficie no hay más sombra que la de algunos árboles que dan al río. Por si fuera poco, para combatir el calor no existen bares, terrazas o máquinas de bebidas, sino tan sólo algunos surtidores de agua a lo largo del llamado Paseo de los Sentidos.



Manolo Valdés (Equipo Crónica) es el autor de la escultura
Desde su base se aprecia
todo el sur de la capital

El Lineal del Manzanares está pensado para los más andarines, dado que las distancias son largas y priman los espacios abiertos. Por momentos se diría que estamos en la Expo de Sevilla o el Forum de Barcelona, como lo prueba el diseño minimalista de las fuentes y suelos de agua, y un par de vanguardistas puntos de encuentro. En contraste, abundan los olivos y algunos árboles autóctonos, al estilo de la parte más recogida de su homólogo parque de Juan Carlos I.
En todo caso, hay un par de motivos que invitan a la caminata. Uno es la subida a la vertiginosa rampa central. Se trata de una escalera continua tipo piramide mexicana, que culmina su enorme rampa con una efigie gigante tocada por una "corona" de hierro. La escultura de la atalaya es obra de Manolo Valdés, antiguo componente del Grupo Crónica, que actualizó así el icono clásico de la medusa. La vista desde arriba resulta espectacular, con la M-30 a nuestros pies y el parque de Entrevías enfrente.



Una gran escalera de tablones desciende por la "piramide"
En la pradera se puede pisar...
¡y además hay sitio para todos!

La otra propuesta consiste en recorrer la vertiente derecha del río. Varios puentes cruzan de una orilla a otra del Manzanares, lo que permite adaptar la excursión a las ganas que tengan nuestros hijos de andar. El parque en sí termina, pero es posible seguir este sendero kilometros y kilómetros. Los aficionados a la bicicleta conocen bien la ruta y se muestran encantados de salir de la urbe por esta "puerta secreta" que aún no se ha masificado. Su punto de partida suele ser una carretera de circunvalación que se inicia al pie mismo de uno de los puentes de la M-30.



Vaya, a este lago sólo le falta
un pequeño detalle... A-G-U-A
La estructura del parque resulta
diáfana y generosa en espacio

Tampoco está mal el estanque artificial, al que rodea una orilla de madera en plan muelle marino. Inexplicablemente, las últimas veces que hemos estado en el parque lo hemos visto sin agua, pero vamos a suponer que hemos tenido mala suerte y no es lo habitual. El resto de la ambientación costera viene de la mano de un genuino palmeral. Los niños pueden acercarse sin problemas, ya que la profundidad del charco es mínima y tienen el agua -cuando la hay- al alcance de sus manos. Detrás de esta lengua acuática se extiende una ladera de césped muy bien cuidado, como también lo está -y limpio- el resto del parque.


Pocos lugares tan propicios como éste para ir en bicicleta

El sector que limita con la M-30 dirección Andalucía está destinado a la práctica deportiva, y a tal fin cuenta con varios campos de fútbol. También hay un par de instalaciones con barras de entrenamiento para la realización de tablas gimnásticas.

Muy cerca de ellas se encuentra una de las dos áreas infantiles de columpios. La otra pertenece al antiguo Parque de Belvedere, que en su momento también se integró en esta rehabilitación completa del entorno del Manzanares. No hay demasiados toboganes ni balancines, y como es lógico suelen estar hasta los topes de la bulliciosa clientela de Infantil y Primaria.



El barrio de San Fermín
mira hacia la zona del auditorio
Puentes y pasarelas permiten
cruzar de un lado a otro del río

El Parque Lineal del Manzanares parece encontrarse siempre en obras perpetuas y algunas de sus áreas limítrofes suelen estar acotadas mediante vallas. Casi todas han sido franqueadas por los asiduos de esta zona verde, incapaces -por ejemplo- de resistirse a "conquistar" la montaña desde la que un descomunal cartel pone nombre y apellidos a este singular espacio. La foto que encabeza la presente reseña fue tomada desde su cumbre. Sube tanta gente que los senderos están marcados cual camino de Santiago.

 

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