Museo de la Selección Española de Fútbol - Las Rozas

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91 - 495 98 52 * 91 - 495 98 00
www.rfef.es/index.jsp?nodo=8&ID=1538

Horario:- de martes a domingo: de 10:00 a 19:00
- lunes cerrado.

Abierto todo el año, salvo el 25 de diciembre y el 1 de enero. Consultar los festivos.

Precio:- adultos: 12 euros.
- niños (hasta 12 años): 8 euros.
- gratuita hasta los 4 años.




Aprovechando el comienzo de la Liga de las Estrellas, nada mejor que darnos un paseo por el Museo de la Real Federación Española de Fútbol. Este peculiar parque temático del sacrosanto balompié nacional es un éxito seguro entre los niños, criados durante la última década en el culto a Ronaldo, Messi y demás protagonistas de la moderna industria del entretenimiento dominical.

Una vez hecho este modesto análisis crítico de la obsesión patria por el fútbol, disfrutemos sin coartada alguna de este divertido recorrido por la historia del balompié español. La muestra se exhibe en el complejo deportivo que la Federación tiene en Las Rozas, donde en ocasiones ha entrenado la Roja. Todo el entorno respira fútbol, desde la rotonda de acceso hasta la cafetería o los vestíbulos.

Mucha gente trabaja en la Ciudad del Fútbol, un prodigio de logística que todavía estaría mejor si su ubicación fuera algo más accesible para los meros visitantes. Llegar hasta allí requiere de mucho tiempo y voluntad si no se dispone de vehículo privado, ya que la conexión con Madrid es únicamente de autobús desde la estación de Moncloa. Tampoco hay cerca demasiados incentivos para completar la visita, como por ejemplo algún centro comercial donde tomar algo antes o después, o una zona verde sobre la que emular a los ídolos recién admirados.

Respecto al precio de la entrada, lo mejor será no cebarse. Parece que el objetivo no es tanto la difusión como la recaudación, lo que resulta una paradoja e injusticia si consideramos la "patente de corso" y sobreprotección de la que goza el fútbol en nuestro país.

El creador del Museo es Pablo Ornaque, el mayor especialista en España en materia de coleccionismo futbolístico, y una garantía indiscutible de calidad en la selección y tratamiento de los fondos expuestos. Suyo es el diseño del Museo del Atlético de Madrid, que nos encanta por su mezcla de cultura popular y deportiva. El de la Selección dispone de dos plantas, divididas en salas temáticas e independientes, que abarcan todos los aspectos relacionados con la historia de nuestro fútbol.

 


La memorabilia es la obligada en estos casos: cartelería original, los balones propios de cada epoca, las equipaciones y botas que vistieron los jugadores de la selección, las primeras medallas y trofeos conseguidos, los banderines que recuerdan los partidos decisivos, manuscritos de los propios deportistas y un sinfín de motivos paralelos y transversales. Las vitrinas están repletas de artículos de prensa, portadas de diarios deportivos e imágenes y vídeos ilustrativos. Una completa galería de los jugadores que alguna vez han competido con el combinado nacional muestra a algunos nombres muy conocidos en juveniles retratos fotográficos.

Abundan además las escenografías históricas, con maniquíes y objetos que recrean el ambiente de tal o cual competición (Mundial, Eurocopa...). A Ornaque le encantan los futbolines y todos aquellos juegos que humanizan el fútbol para convertirlo en divertimento infantil, y también en Las Rozas hay una buena catalogación de juegos de mesa y tablero, siempre con el fútbol como argumento principal.

Uno de estos espacios de transición está dedicado a las películas relacionadas con el fútbol español, que tuvieron su esplendor durante la década de los años 50. El descapotable de Di Stéfano nos retrotrae al Madrid de las seis copas de Europa.

La parte final corresponde a la edad contemporánea del fútbol español, aquella que comienza con la decepción del Mundial de España y que aún sigue abierta gracias a los incontestables éxitos de la actual selección campeona del Mundo y Europa. Lo mejor del borrón de nuestra experiencia como anfitriones son sin duda los fetiches de aquel 1982, con la mascota Naranjito al frente y una incipiente industria de la mecadotecnia futbolera (postales, libros, álbumes de cromos, muñecos, etc).



El momento más emocionante llega con la exhibición de los trofeos consechados en este mágico periodo de 2008-2012. Y sí... por una vez se trata de los metales auténticos, y no de esas copias que recorren el país como si de los genuinos y originales se tratara. Aquí las copas están tan protegidas e iluminadas que parecen tesoros arqueológicos de incalculable valor. De hecho, lo primero que se nos vino a la cabeza fue la escena inicial de "Indiana Jones en busca del arca perdida", cuando el arqueólogo sustituye el objeto robado por otro de parecida forma y textura. Y es que la Copa del Mundo gira sobre sí misma en una hipnótica secuencia de mística deportiva (¡sólo le falta levitar!). La foto de recuerdo es obligada, porque la escena es emocionante y pone a prueba a cualquiera que se considere ajeno a la épica de la victoria y la bandera.


Tras el subidón de adrenalina llega un bajonazo importante, cuando descubrimos que alguien ha colado una sección dedicada al inefable presidente de la Federación, Ángel María Villar, ese tipo que aún dice "fúrgol" en lugar de fútbol. Semejante demostración de ridículo personalismo queda compensada con la visita a la pequeña tienda de recuerdos, que además viene acompañada de un rincón dedicado a la Copa destrozada por Sergio Ramos. ¡Fútbol y humor, nos encanta la mezcla!

 

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