Camino
del Cura, 233.
El
Encinar de los Reyes. Alcobendas (Madrid).
www.cabanamarconi.com
Horario:
-
de lunes a domingo: de 13:30 a 00:00
Cómo
llegar:
N:
40º50795
W:
3º63747
La
primera vez que estuvimos en El Encinar fue para que el equipo del colegio
público de nuestro hijo jugara un partido de fútbol contra un centro privado de
Los Legionarios de Cristo (no recuerdo el resultado final). Sin otra referencia
que la de habernos perdido por esta zona tanto a la ida como a la vuelta, nos
plantamos en un curiosísimo entorno denominado Cabaña Marconi para celebrar un
cumpleaños.
Nuestra
anfitriona lo eligió por varios motivos, pero fundamentalmente por la logística
favorable a lo infantil. En efecto, la Cabaña es una especie de club social con
instalaciones deportivas, que funciona al amparo del restaurante que ocupa el
edificio central. El local es una diáfana instalación acristalada, que permite
observar el exterior del recinto. El concepto está claramente dirigido al
público familiar, pero el tipo de clientela es el clásico de linajes con
“posibles”, es decir, niños con pantalones cortos en invierno y niñas con
enormes lazos en la cabeza.
Gastronómicamente,
los elevados precios de la Cabaña se corresponden con la calidad de su carta.
Ésta se compone de varias categorías: entradas, ensaladas, seafood, platos
principales, postres, vinos, cóctel
(licores) y un especial de la casa para un mínimo de dos personas
(fondue de queso y/o raclette).
No
es una selección extensa, lo que quizás favorece la rapidez en el servicio. Al
tratarse de un entorno tan familiar, las sobremesas sólo se eternizan para los
veteranos. Los niños terminan sus platos y salen directamente al jardín que rodea
la Cabaña, donde además de encinas también hay sendas de piedra que conducen a
un par de pistas de pádel y tenis. Tanto la entrada como la salida están
abiertas a calles con una mínima circulación, pero es difícil que los niños
vayan más allá de la recogida de bellotas y el juego inocente a la vista de sus
progenitores.
Si
se les ocurre celebrar con los adultos el éxito de la convocatoria, mucho
cuidado con pedir unos chupitos de alcohol
porque los responsables de la Cabaña Marconi los cobran… a doce euros
cada uno (con la carta en la mano, ese es el precio de las copas. Y como todo
el mundo sabe, un chupito es lo mismo que una copa… al menos en La Moraleja).
Por
descontado, la Cabaña es el emplazamiento perfecto para la celebración de
eventos especiales. Se puede aparcar con relativa facilidad a la entrada de la
finca y tiene ese toque a la vez sofisticado y acogedor, que nos hace sentirnos
al abrigo del frío en una hipotética ciudad de Suecia o Dinamarca.