Acceso:
N-I, pasado San Agustín de Guadalix, en el puente sobre el río. Estado de la
calzada: bueno. Equipamientos: mesas, bancos, papelera, contenedor de basura,
juegos infantiles, kiosco y estacionamiento.
http://www8.madrid.org/gema/goc/129/13/58/index.htm
No
existen restricciones de horario para su visita y el acceso es público y
gratuito.
Por
fortuna, San Agustín de Guadalix tiene algo más que la casa de "Gran
Hermano". Alrededor del pueblo serpentea el río que le da nombre,
Guadalix, cuyos márgenes alojan un gran parque natural destinado al paseo, la
merienda y el ocio infantil.
Abarca
desde el sector industrial del pueblo hasta el final del mismo por su parte
sur. Está dividido en dos zonas, comunicadas entre sí por un túnel. Sobre los
arcos de éste se despliega la Avenida de Madrid. En este rincón del polígono
hay una dotación de columpios, un puente que cruza el río y varias mesas junto
a un vallado específico para el uso de barbacoas portátiles.
Aunque
entre las naves industriales se abre una entrada al recinto, lo mejor es optar
por aquella otra en la que existe un aparcamiento para visitantes.
Un
puente de madera comunica las dos márgenes del riachuelo
Los
patos pululan libremente por las orillas más accesibles
La mejor
forma de encontrar este acceso es estar atentos a la entrada del municipio y
localizar el cartel de bienvenida al mismo. El final del carril-bici es la otra
pista a tener en cuenta. Antes del puente hay una desviación hacia la derecha,
y a escasos 100 metros nos topamos con un espacio para el estacionamiento de
vehículos.
Estamos
en el campo, pero no conviene engañarse. Este Parque Lineal de San Agustín de
Guadalix es un "oasis verde" al que rodean carreteras, alguna
vivienda privada y hasta un enorme edificio de lo que parecen oficinas. Ante
semejante acoso, el Ayuntamiento ha dotado al entorno de atractivos suficientes
para compensar la presión urbanística.
Mesas y
bancos a discreciónpara dar servicio al visitante
Un
pequeño e inesperado lago sirve de refugio a las aves
Lo que
más va a convencer a los niños es la orilla del río que comunica con un pequeño
lago. Sus orillas son el hábitat natural de un buen número de patos, que van y
vienen de un lado a otro sin reparar en los excursionistas. Tienen hasta una
isla-"casita" para refugiarse y dos playitas desde las que saludar a
los curiosos con sus "picudos" modales.
Sus
vecinos más directos no gozan de la misma libertad, ya que permanecen
encerrados en unos típicos cobertizos de granja. Se trata de una interesante
muestra de conejos, palomas, gallos y gallinas, con orígenes tan diversos como
Alemania, China o la colección privada de un vecino de la comarca. Los animales
están bien cuidados y no responden al tópico de lo que solemos encontrar en
otras instalaciones similares. Este enclave se encuentra a la espalda de un
picadero, por lo que no resulta infrecuente ver pasar a jinetes y caballos.
En
primera línea los columpios,al fondo los animales de granja
Existen
zonas específicas parala preparación de barbacoas
En el centro
de la pradera contigua los niños pueden distraerse con una nueva dosis de
toboganes y columpios, siendo ésta la parte del parque que más tarde pierde el
calorcito del sol. Quienes se animen a investigar por los alrededores van a
acompañar inexorablemente el curso del río, que se pierde al llegar a un nuevo
-y concurrido, y por lo tanto ruidoso- puente. En este punto la naturaleza se
convierte en urbana suciedad, así que mejor será cruzar el Jarama por su parte
menos profunda. Tranquilo, hay unas estratégicas piedrecitas que permiten el
paso; en todo caso, cuidado con los "vaciles" porque más de uno puede
salir del agua con los zapatos mojados.
Como
recompensa a tan arriesgada operación, el quiosco "La Chopera" viene
muy bien para tomarse algo de bebida y comida ligera. Y ya que hablamos de
comida, cuatro barbacoas dan servicio a los amantes de la costilla, que
disponen de un merendero con todos los equipamientos necesarios (¿todos?, no…
¡faltan las fuentes de agua!). Una última área de diversión infantil completa
la oferta lúdica de este pequeño pero optimizado lugar, donde abunda la
avifauna y ese tipo de árboles que tanto lucen en otoño.