Museo Sorolla

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C./ General Martínez Campos, 37
91 - 310 15 84
http://museosorolla.mcu.es

Metro: Iglesia (línea 1), Rubén Darío (línea 5) y Gregorio Marañón (líneas 7 y 10). Autobuses: 5, 7, 14, 16, 27, 40, 45, 61, 147 y 150. Aparcamientos públicos: C./ Zurbano, 68 y C./ General Martínez Campos, 42 -duplicado-.  

Horario:
- martes, jueves, viernes y sábado: de 09:30 a 20:00 hh.
- miércoles: de 09:30 a 18:00 hh.
- domingos y festivos: de 10:00 a 15:00 hh.
Del 11 de junio al 25 de septiembre de 2008 el museo abre los miércoles y jueves en horario nocturno hasta las 23:30 hh. con motivo del programa "Noches de verano en el Museo".
Cerrado los lunes y los días festivos de Año Nuevo, 1 (Día del Trabajo) y 15 de mayo (San Isidro), 9 de septiembre de 2008 (Santa María de la Cabeza), y 24, 25 y 31 de diciembre.

Entrada:
- de martes a sábados, incluyendo festivos: 2,40 euros.
- entrada reducida para los titulares del libro de familia numerosa, el carnet joven, de estudiante o sus correspondientes internacionales: 1,20 euros.
- gratuita: menores de 18 años, mayores de 65 años y jubilados, y grupos familiares formados por al menos un adulto y tres descendientes (o dos si uno de ellos es discapacitado) -previa presentación del libro de familia numerosa-.

Los domingos la entrada es gratuita.

El acceso también es gratuito los días 18 de mayo (Día Internacional de los Museos), 12 de octubre (Fiesta Nacional de España) y 6 de diciembre (Día de la Constitución Española).


La fachada, tras los muros del Paseo General Martínez Campos

Este Museo tiene la gran ventaja de ser Casa-Museo. Siempre que esta circunstancia se produce, los niños se sienten más cómodos y disfrutan del entorno sin las cortapisas de la mera exposición. El que nos ocupa fue la residencia de Joaquín Sorolla, un pintor valenciano de impacto directo por el manejo de la luz y los ambientes y paisajes mediterráneos. Fue uno de los artistas más reconocidos a escala internacional a comienzos del pasado siglo, con especial éxito en los Estados Unidos. Buena prueba de ello es que su Museo forma parte del circuito habitual que sigue el turista de aquel país cuando visita Madrid.



Sus tres estudios, llenos ahora de cuadros y mobiliario
El taller del pintor lo preside"Paseo a orillas del mar"

El edificio está compuesto por tres plantas y un jardín de acceso, inspirado en parte en los Reales Alcázares de Sevilla y el Generalife de Granada. Los tres patios o jardines de la entrada son para muchos los lugares que mejor conservan las esencias de este rincón del barrio de Chamberí, ya que el resto de la mansión ha sufrido diferentes y asépticas remodelaciones. En la contigüa planta baja, por ejemplo, se han habilitado dos salas especiales, una dedicada a la obra en papel del pintor y otra que expone cerámicas de diversa procedencia (Valencia, Aragón…). A ésta última se accede por un vestíbulo que conduce a un típico patio andaluz.

La primera planta aborda de lleno la exhibición de los cuadros del pintor. Para ello se aprovechan las distintas estancias del que fuera su hogar y lugar de trabajo, mezclando sus enseres domésticos (principalmente muebles) con sus obras más conocidas. Hay autorretratos y retratos familiares, instantáneas costumbristas y un sinfín de imágenes pictóricas llenas de colorido y vitalidad. Sorolla era también un gran aficionado al coleccionismo de arte, y lo demuestra la abundancia de esculturas, piezas textiles, metales y joyas de orfebre que pueblan los estantes y repisas de su palacete madrileño.



El piso superior se asemeja más a un museo convencional
La zona social de la casa está presidida por el comedor

El recorrido comienza en el ala de la casa que ocuparon sus tres estudios. El primero nos sitúa ante su peripecia vital y personal, mientras que los dos siguientes dedican espacio preferencial a sus dos especialidades: las escenas de playa y los retratos. La última de las salas es una exuberante localización llena de las herramientas y útiles que empleaba el artista (caballetes, paletas, etc.). Sólo falta el propio Sorolla en plena fase de inspiración para completar la escena.

La segunda planta retoma la cronología de su obra, que ocupa otras cuatro salas de exposición. Bajando por las escaleras se llega hasta el salón, el comedor y una salita previa. La decoración es la misma que la ideada por el pintor, y refleja el escenario en que se desarrollaba la plácida vida de la burguesía capitalina del primer cuarto del siglo XX.



La colección de cerámica de
Sorolla ocupa espacio propio
Una recreación de Andalucía en el patio interior de la residencia


Una recomendación: como siempre, la vigilancia del Museo resulta excesiva y algo torpe, por lo que hay que tener cuidado con nuestros queridos “agitadores” -en efecto, esos que no levantan un metro del suelo-. Si no hay manera de controlarles, el patio es tan estupendo que pueden curiosear hasta aburrirse. Ya sabemos el mucho juego que dan los estanques, fuentes, parterres y senderos más o menos misteriosos. Benditos sean…

 

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